Los bautizos de tós nosotros

 

Repica la campana chica, tocan a bautizo, todos los niños y niñas del pueblo están invitados al convite a la salida de la iglesia, pero eso sí, unos son los de dentro y otros los de fuera.
 
 
Los de dentro son los más afines a la familia del bautizado, parientes, vecinos y amigos, que son convidados aparte, dentro de la casa, y reciben un convite más generoso y surtido, en el que, junto a chochos y bolas de anís, hacen acto de presencia rosquillas, obleas, e incluso floretas.
 
 
Los de fuera son aquellos que no guardan ningún parentesco y son menos cercanos a la familia, que en orden, guardan fila con un cubito de plástico en mano a la puerta de la casa y, según va tocando, la madrina, va echando en el cubo un cacillo de chochos y, encima de éstos, pequeñas bolas de anís de varios colores, que tiñen los chochos, cosa que resulta muy graciosa a niños y niñas.
 
 
Los famosos chochos, presentes en bautizos, comuniones y bodas, nos hacían felices a todos. Durante todo el año se endulzaban chochos en las casas para que no faltaran a la hora de los eventos. ¡Cuántas veces vi a mi abuela Consuelo y a mi madre cambiando el agua de los chochos! Chochos con los que hemos crecido y madurado muchos paisanos de Guadramiro, y que siguen reencontrándose con el paladar de aquellos niños y niñas, ya crecidos, en las fiestas de San Cristóbal.
 

María del Carmen Fuentes Sendín